lunes, 20 de junio de 2011

GOIDSARGI ESTIBALIZ CARRANZA "LA ASESINA DEL HIELO" (AUSTRIA)

Biografia:
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Goidsargi Estíbaliz Carranza Zabala, la joven hispano-mexicana acusada de haber asesinado a tiros y descuartizado a su ex marido y a un ex novio en Viena, la capital de Austria, y que se enfrenta a una pena que oscila entre 20 años de prisión y cadena perpetua, está “tranquila aunque muy deprimida”.
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La inverosímil y trágica historia de una mexicana pareciera no caber en esta hermosa ciudad de gloriosos palacios. Es difícil creer que otro sótano austriaco como el de El monstruo de Amstetten, Josef Fritzl, haya sido el escenario de los terribles hechos relacionados con una chica nacida en 1978 en el Distrito Federal. Sin embargo, Goidsargi Estíbaliz Carranza Zabala, hispano-mexicana de origen vasco, ha sido señalada por las autoridades vienesas como posible responsable del asesinato de su esposo y su ex novio —reportados como desaparecidos—, luego de haber encontrado los restos de dos cadáveres descuartizados en el trastero del local de una nevería de su propiedad. A esto se suma su repentina fuga a Italia y una supuesta confesión de las muertes.
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El descuido de un trabajador de limpieza me permitió acceder al interior del edificio marcado con el número uno de la calle Oswaldgasse de la zona 12 de Viena, un área conurbada ubicada a 30 minutos del centro de la capital. Es la vivienda en donde un cuerpo y una cabeza fueron encontrados dentro de dos congeladores en un sótano el pasado lunes seis de junio. La puerta de madera y vidrio que da acceso al inmueble, ubicado en esquina con la popular calle de Ruckergasse, lleva a un vestíbulo que divide dos locales: la peluquería Eymen y la paletería de nombre Schleckeria, que desde hace cinco años pertenece a la mexicana Estíbaliz Carranza.
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Al fondo del sobrio vestíbulo se encuentran las escaleras para subir a los tres niveles de departamentos. Dos puertas las flanquean: a la derecha la puerta interior da a la nevería y a la izquierda está la del salón de belleza. Exactamente debajo de la escalera se encuentran otras dos puertas blancas: una para salir a un pequeño y descuidado jardín y otra para bajar al sótano que, como en la mayoría de los edificios habitacionales europeos, se encuentra dividido en trasteros (pequeñas bodegas individuales destinadas a guardar cachivaches, y que en tiempos de la Gran Guerra sirvieron como búnkers) para cada uno de los departamentos y locales.
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Justo en este lugar, como siguiendo el parámetro criminal de Josef Fritzl, hace un par de semanas dos trabajadores entraron para realizar obras de acondicionamiento de la peluquería Eymen. Al entrar en uno de los trasteros ocupado por congeladores se encontraron con dos rifles. Revisaron el habitáculo y dieron con un bolso que en su interior tenía una pistola y una libreta con anotaciones en español. Curiosos, los empleados continuaron su búsqueda y al abrir uno de los congeladores encontraron una bolsa de basura llena de cemento con restos humanos. “Entonces salió ese hedor. Y llamamos a la policía”, contó hace unos días a EFE Erkan Köksal, dueño del salón de belleza.
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El peluquero declaró a la policía que los trabajadores entraron al sótano porque buscaban un tubo de la cañería. Incluso él mismo trató de averiguar a qué vecino pertenecía ese trastero, ya que el desagüe general del edificio está en su interior y tenían necesariamente que acceder a él. Según su relato, la chica nacida en la Ciudad de México en 1978 sabía que estaban trabajando. “Vino por lo menos tres o cuatro veces a ver dónde íbamos en el sótano”, señaló, pero Köksal refiere que la joven en ninguna ocasión le indicó si alguna de las bodegas era suya. Hasta esa tarde de lunes “nadie comunicó nada y entramos”, sostuvo el hombre a la agencia española.
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Tras la llamada la policía realizó una inspección. Los agentes encontraron en el interior de la pequeña bodega los restos de dos cadáveres descuartizados —uno completo y una cabeza sin cuerpo— incrustados en dos congeladores llenos de cemento. Los cuerpos fueron recogidos y trasladados por forenses de la policía vienesa, quienes supuestamente también encontraron el pasaporte mexicano de Carranza. A pesar del hallazgo, ni el lunes ni el martes la policía emitió ninguna orden de arresto en contra de Estíbaliz. Fue hasta el miércoles ocho de junio cuando se emitió una orden de búsqueda y captura de la chica —quien también cuenta con nacionalidad española—, bajo “sospecha de asesinato”. Para entonces, ella ya había huido.
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El martes siete Carranza llegó a trabajar como desde hace cinco años, cuando abrió por primera vez la paletería. Un cliente le notificó del hallazgo de la tarde anterior y de las investigaciones que las autoridades estaban realizando. Entonces cerró su negocio y colocó un letrero que aún cuelga en la puerta: “Cerrado temporalmente”.
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“Nunca la había visto con esa expresión en la cara. Estaba temblorosa. Ese día no era la persona que había conocido hasta entonces (...) Salió de la heladería. Cruzó el paso de peatones, se fue a la parada de autobús. Telefoneó y se marchó. Desde entonces no la he vuelto a ver”, relató el nueve de junio el peluquero Köksal.
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Al interior del lugar, a través de los cristales, se ve limpio, con una moderna y colorida decoración. Aún con helado en su interior, los congeladores siguen trabajando; el cristal que los cubre sirve de mostrador. Sillas y mesas de colores permanecen ordenadas, el menú y una máquina registradora al fondo. Afuera, unas cadenas aseguran las mesas, sillas y sombrillas instaladas en una terraza rodeada por árboles.
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Un empleado del salón de belleza, cuestionado por este reportero sobre Estíbaliz, aseguró que tenía “una actitud normal”. Días atrás Köksal había señalado: “Habitualmente era una persona muy simpática, muy agradable con todo el mundo”. Sin embargo, ese martes “al salir de la nevería estaba temblando y tenía una cara que mostraba un gran nerviosismo”, contó el dueño del salón de belleza.
A partir de entonces, la prensa austriaca puso en primera plana la historia de la mexicana, con su nombre y su rostro, a pesar de estar esto prohibido en el país al no habérsele comprobado aún delito alguno. Fue nombrada por los periódicos amarillistas como El ángel del hielo; algunos más, como el diario sensacionalista Österreich, la llamaron La baronesa del hielo.
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Desde la parada del autobús la chica emprendió la fuga. Tomó un taxi que la llevó a vaciar su cuenta de banco para posteriormente ir a comprar un boleto de avión a París, no a Barcelona, donde vive su familia: su madre, una mujer de Álava, España, y su padre, el escritor, psicólogo y periodista mexicano de temas paranormales Armando Carranza, considerado “pionero en el enfoque mágico-científico de los sueños y especialista en la tradición sobrenatural de aztecas y mayas”.
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La chica no usó el boleto. La policía austriaca, que ya la esperaba en el aeropuerto al enterarse de la compra del billete, le perdió la pista. Para no ser localizada evitó usar su teléfono celular, abordando en Viena un taxi hacia el norte de Italia hasta la localidad de Cavazzo Carnico. De ahí se trasladó seis kilómetros más a Tolmezzo, donde se alojó en un hotel reservado por dos noches por el taxista que la había llevado, según publicó el diario austriaco Kronen Zeitung. Ese mismo servicial taxista, al ver la imagen de su cliente publicada en los medios, informó a la policía que él había trasladado a la mexicana a Tolmezzo. Sin embargo, la chica sólo paso una sola noche allí y al siguiente día tomó un tren a Udine, ubicado a 51 kilómetros, donde conoció a Iván Riu, un artista callejero que ofreció ayudarla al verla con lágrimas en los ojos sentada en una cafetería. “Ella me aseguró que tenía problemas con su pareja, dijo que era muy violenta”, declararía Iván más adelante a la policía italiana.
Durante dos días, Estíbaliz e Iván compartieron el departamento del joven en Udine. Ella se quedó en el sofá y él en su cama. La chica le ayudaría con la limpieza, las compras y la cocina. Pero Iván, como el taxista, reconoció a su nueva compañera de vivienda gracias a una nota periodística. En ese momento Riu le dijo a la chica que necesitaba salir. Se dirigió a la estación de policía y la delató. Fue detenida en el departamento sin oponer resistencia.
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Tras su detención el viernes 10, fuentes de la policía de Udine declararon a la agencia austriaca APA que Carranza había aceptado la autoría de ambos crímenes; en un interrogatorio llevado a cabo en la estación de la policía local, ella habría confesado que el primer asesinato lo había cometido en 2008 y el segundo en 2010, y que en ambos casos descuartizó los cuerpos con una sierra eléctrica antes de llevarlos al sótano.
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La agencia informó que la joven había aceptado haberles disparado a sus víctimas en la cabeza con un fusil que había pertenecido al que fue su marido, la primera víctima, el alemán Holger H., con quien se había trasladado a Viena. Le disparó por la espalda cuando él se encontraba sentado frente a su computadora.
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De acuerdo con una fuente de la agencia EFE, Holger habría invertido 100 mil euros en la apertura de la paletería. “Después de divorciarse el alemán le pidió el dinero invertido. Ella contó que le había dado 10 mil euros y que el hombre se había ido de viaje a la India para unirse a un grupo de meditación”, relató la fuente anónima. En la declaración, en la que se mostró tranquila, sostuvo que la segunda víctima es Mandred H., su novio austriaco, quien había sido reportado como desaparecido. La chica relató que a Mandred le disparó en noviembre pasado mientras estaba acostado en la cama. El análisis de ADN hecho a los restos encontrados en las neveras indica que el cuerpo pertenecía a Mandred. Los resultados de la cabeza aún no se dan a conocer.
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Durante su declaración, Carranza argumentó que sus dos víctimas la maltrataron física y psicológicamente, y que sufría ataques de ira.
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Tras haber caído presa, Estíbaliz le pidió a su actual novio, del cual estaría embarazada de dos meses, que buscara en Viena a un abogado. Así fue como Arthur Machac tomó el caso. En un encuentro que M Semanal tuvo con este abogado en sus oficinas, en el centro de la capital austriaca, Machac aseguró tajantemente que “no existe la supuesta confesión de la que habría informado un agente italiano” y que, de existir, pese a que según la legislación italiana esa declaración es válida, el derecho austríaco es distinto y una confesión ante la policía es sólo utilizable cuando el interesado ha renunciado en firme a un abogado, “y éste no es el caso”, sostuvo. “Ella cuenta con un abogado en Italia, Luca Beorchia, pero él no refiere haber estado con ella durante esa declaración”, apunta el letrado.
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La defensa pidió que la declaración no se use como prueba y, más aún, acusó que su clienta “se encuentra inmersa en una cacería de brujas por parte de los medios de comunicación sensacionalistas”. Acompañado de Heinz-Dietmar Schimanko, abogado especialista en legislación de medios en Austria, Machac aseguró que ya presentaron denuncias contra varios medios austriacos al ver una “clara violación fundamental del derecho de presunción de inocencia” de su clienta. Cuestionados sobre las consecuencias que estas demandas podrían tener, los abogados aseguraron que puede terminar en el pago de 20 mil euros, poco para medios amarillistas que, juntos, alcanzan hasta seis millones de lectores diarios en un país de 8.3 millones de habitantes, el promedio de lectores más alto del mundo. “El verdadero problema es la capacidad que tienen estos medios para influir en la opinión pública de Austria. Esto se podría ver reflejado en la Corte, donde el jurado está compuesto de gente común y corriente como usted y como yo, completamente influenciables”, aseguró Machac.
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Sin existir aún un peritaje médico formal, el abogado refirió que Carranza tiene “claros problemas psicológicos” y que eso quizá la haya hecho dar alguna declaración. Todo parece indicar que este será el argumento más fuerte en su defensa para evitar la pena de hasta 20 años de prisión a la que podría ser sentenciada por cada homicidio.
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Se le cuestionó a Machac si habían solicitado o recibido alguna ayuda de la autoridad de la Embajada mexicana, a lo cual respondió que no. Sin embargo, en un encuentro previo con Erasmo Lara, secretario del Consulado mexicano en Austria, M Semanal pudo comprobar que Estíbaliz Carranza es mexicana y que Rita Vargas, cónsul de México en Roma, la visitó el pasado miércoles 15 para verificar que se encuentra en buen estado.
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“Nosotros sólo podemos monitorear el proceso. Es un caso extraordinario, no hay registro de un mexicano acusado de algo similar en Viena”, comentó el secretario consular mexicano en esa capital.
La audiencia para determinar la extradición a Austria de la mexicana acusada de multihomicidio y presa en la cárcel de Trieste, en el norte de Italia, se llevará a cabo el lunes 20 de junio. Machac cree que su extradición podría darse a finales de junio y su proceso podría tardar hasta el otoño de este año. Mientras tanto, parece que la nevería Schleckeria permanecerá aún “cerrada temporalmente”.

1 comentario:

  1. Esta mujer esta trastornada es obvio que esta mal de la cabeza deberian de meterla a un manicomio o un hospital psiquiatrico..porque no esta bien..

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