lunes, 26 de abril de 2010

GERARD SCHAEFER "EL CARNICERO DE BLIND CREEK" (ESTADOS UNIDOS)

Biografia:
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Gerard John Schaefer (nacido el 25 de marzo de 1946 – murio el 3 de Diciembre de 1995) es un asesino serial norteamericano de Florida. Fue arrestado en 1973 por los asesinatos que cometio siendo oficial de la policia.
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Pamela Sue Wells y Nancy Ellen Trotter son afortunadas de seguir con vida. Las dos atractivas adolescentes, de 18 y 17 años respectivamente, pedían “aventón” el 21 de Julio de 1972 cuando el oficial Gerard Schaefer se detuvo, pidió sus nombres y les dijo que pedir aventón era ilegal en el condado (no lo era). Llevó a las chicas de regreso a la casa de medio camino donde estaban quedándose y les ofreció llevarlas a la playa a la mañana siguiente.
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El día siguiente, Schaefer las recogió, pero en lugar de dirigirse hacia la playa las condujo a la Isla Hutchinson, diciéndoles que les mostraría un fuerte español. Una vez ahí, sacó su pistola y les dijo que planeaba venderlas como esclavas blancas a una organización de prostitución extranjera. Luego las sacó del automóvil y las dejó bajo un árbol, con sogas atadas a sus cuellos y los pies apoyados en las raíces. Si resbalaban de su punto de apoyo, morirían ahorcadas. Schaefer dejó el lugar, prometiendo regresar en breve pero, de alguna manera, las chicas se las arreglaron para escapar.
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Cuando Schaefer regresó al lugar y no las encontró, llamó por teléfono a su jefe y le dijo que había hecho algo muy tonto, que se había “sobrepasado” en su trabajo y, después de describirle el asunto de las chicas, añadió que solamente quería darles un buen susto, por su propio bien.
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Richard Crowder, el jefe de Shaefer, le ordenó que volviera a la estación y salió en busca de la chicas, a quienes halló aún esposadas en el bosque.
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De regreso, Crowder despidió de Schaefer en el acto y lo arrestó, con cargos de falsa detención y dos de asalto. Schaefer pagó la fianza de 15,000 dólares y fue liberado el 24 de julio. Sin ninguna posibilidad de defensa, Chaefer hizo un trato y se confesó culpable de un cargo de asalto por lo que se le sentenció a un año de cárcel y 3 de libertad condicional.
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Schaefer pasó casi todo el tiempo que estuvo en prisión escribiendo cuentos. Emerson Floyd, compañero de celda de Schaefer recuerda que él no permitía a nadie ver su trabajo. Sin embargo, disfrutaba leyéndolo en voz alta. La mayor parte de ellos eran simplemente brutales
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Dos meses antes de su arresto, otras dos adolescentes desaparecieron: Susan Place de 17 años y Georgia Jessup de 16. Los padres recordaban haberlas visto alejarse con un hombre mayor que ellas cuyo nombre era Jerry Shepherd, quien las había invitado a tocar guitarra en una playa cercana. Nunca regresaron. La madre de una de ellas desconfió del extraño y anotó las placas del automóvil, pero erró en el primer número, hasta que seis meses después se dio cuenta de su error. Cuando supo que Schaefer estaba preso, acudió a la cárcel con fotografías de ambas jóvenes, pero Schaefer dijo que no las había visto jamás.
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El 1º de abril de 1973, unos chicos encontraron restos humanos en la isla de Hutchinson. Cuando se enteró de esto, Schaefer destruyó sus cuentos y los tiró a la basura. Las dos víctimas fueron identificadas por los registros dentales. Una de ellas, Susan, había sido asesinada de un disparo en la mandíbula. Ambas habían sido amarradas a un árbol y evisceradas. Dado el modus operandi, el único sospechoso era Scheafer y cuando la policía registró la casa de la madre de Schaefer, encontraron una pulsera que perteneció a Susan y tres piezas de joyería cuya dueña, una chica de 25 años llamada Leigh Bonadies, estaba desaparecida desde septiembre de 1969, también hallaron dos dientes de una muchacha de 22 años llamada Carmen Hallock, desaparecida en diciembre de 1969. Encontraron, asimismo, recortes de periódico sobre la desaparición de Bonadies y Hallock, una libreta de direcciones perteneciente a Belinda Hutchens, de 22 años, desaparecida desde enero de 1972, un pasaporte, el diario y un libro de poesía propiedad de Collete Goodenough de 19 años, vista por última vez en enero de 1973. Apareció también la licencia de conducir de Bárbara Wilcox, de 19 años, quien desapareció al mismo tiempo que Goodenough, una pieza de joyería de Mary Briscolina, de 14 años de edad, desaparecida junto a una amiga en octubre de 1972, un sobre dirigido a Jerry Shepherd, 11 pistolas, 13 cuchillos, fotografías de mujeres desconcidas y del mismo Schaefer vestido con ropa de mujer y más de 100 páginas de narraciones y bosquejos que detallaban la tortura y la muerte de las “putas”.
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Schaefer, al parecer, tenía una explicación para todo. Las armas eran legales, algunas de ellas eran simples souvenirs. La pulsera de Susan Place la había comprado él en un viaje que hizo a Marruecos en 1970 y los documentos de Wilcox-Goodenough los había encontrado mientras patrullaba. Su ex vecina Leigh Bonadies le había dado a Schaefer los artículos de joyería como un regalo. Y los “planes homicidas” eran fantasías que el había transcrito bajo pedido de su psiquiatra mientras estuvo en tratamiento en 1968, quien le dijo a Schaefer que escribiera todo lo que cruzara por su mente. En cuanto a los dientes de Carmen Hollock, Schaefer adujo que habían sido “plantados” por el ex-compañero de habitación de Schaefer, quien le había confesado el crimen en secreto.
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Pero las autoridades no se creyeron los cuentos de Schaefer. Robert Stone, el fiscal, consiguió que se le sentenciara a dos cadenas perpetuas y dijo que era, probablemente, la historia más grande de crímenes en la historia de los Estados Unidos”. Schaefer se rehusó a someterse a la prueba del polígrafo y el juez C. Pfeiffer Trownbridge ordenó que se le practicaran exámenes de su estado mental. Cuatro psiquiatras diferentes dijeron que Schaefer estaba legalmente sano y era apto para afrontar el juicio.
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Gerard John Schaefer Jr nació el 25 de marzo de 1946, en Wisconsin. Fue el primero de tres hijos de Gerard y Doris Schaefer. Su padre trabajaba para la compañía Kimberly-Clark y les iba bien económicamente. Schaefer era un buen estudiante y acudía a la escuela católica de la comunidad a la que pertenecía.
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Parecía una vida idílica, pero Schaefer no la recordaba así. Decía que sus padres jamás tuvieron una buena relación, que su padre siempre era crítico y que su madre siempre estaba detrás de él, corrigiéndolo. El padre favorecía a la hermana de Gerard, Sara, haciéndolo sentir que hubiera sido mejor haber nacido niña. El pequeño Schaefer tenía pensamientos suicidas ya que sentía que jamás sería capaz de complacer a su padre. A los 12 años comenzó a masturbarse mientras vestía ropa interior femenina. También practicó ataduras masoquistas, atándose a sí mismo a los árboles y excitándose sexualmente al hacerse daño. Pronto, las imágenes violentas se volvieron hacia el exterior y comenzó a fantasear con dañar a otras personas, particularmente a mujeres.
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Los Schaefer se mudaron a Fort Lauderdale, Florida, en 1960. Se unieron al grupo de yates y al “country club” local. Gerard tuvo su primer novia, Cindy, a los 14 años y estuvo más o menos bien los siguientes tres años. Tenían relaciones sexuales, pero Cindy solamente aceptaba dichas relaciones cuando se sujetaban a cierto “libreto”. Le obligaba a Schaefer a que rompiera sus ropas y que la “violara” cada vez que tenían relaciones sexuales. Cuando Schaefer se cansó de éste “juego”, ella lo terminó. Ese mismo día, George fue al bosque y practicó sus ataduras por primera vez desde que se mudaran a Florida.
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Sus compañeros de escuela lo recuerdan como un solitario, extraño, y como alguien que simplemente no encajaba, que estaba dispuesto a hacer casi lo que fuera para ver la ropa interior de las alumnas de la escuela. En clase, frecuentemente conseguía hacer enfurecer a las monjas cuestionando asuntos de dogma y en una ocasión escribió un largo ensayo científico poniendo en tela de juicio el nacimiento virginal de Cristo.
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Le gustaba matar animales por el simple placer de hacerlo, y solía espiar a las chicas por la noche a través de las ventanas, masturbándose mientras estas se desvestían. Schaefer las culpaba por “tentarlo” y las llamaba “putas” y “zorras”.
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En la primavera de 1965, Schaeffer conoció a Sandy Stewart, de 17 años en la escuela de danza. Ella lo describiría como un muchacho “extraño y desconcertante”. Se portaba de forma impecable en casa de ella. Iban juntos de excursión a cazar animales, aunque ella era incapaz de dispararles. Schaefer se graduó en junio de 1964, pero el romance continuó. Viajó con la familia de Sandy y se convirtió casi en parte de la familia.
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A pesar del noviazgo con Sandy Stewart, Schaefer hizo trámites para entrar al sacerdocio, pero fue rechazado pues, según los examinadores, le faltaba fe. Aquello enfureció a Gerard, quien abandonó la iglesia. Se convirtió en un estudiante mediocre y la relación con Sandy comenzó a deteriorarse, convirtiéndose más en una forma de terapia que en un noviazgo. Le contaba sus deseos de matar a las mujeres que lo exitaban, como su vecina, que se desnudaba con las cortinas de su habitación abiertas y otra, que tomaba baños de sol en el patio trasero de su casa. También le contó las violentas discusiones con su padre, los perversos juegos sexuales con Cindy. Finalmente, ella terminó la relación y Schaefer la acosó por meses mientras salía con otros chicos, hasta que finalmente cedió.
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Schaefer confesó sus deseso homicidas a su maestro de escritura creativa, quien lo envió con el consejero de la escuela, a quien Gerard le dijo que quería unirse a la armada porque le gustaría “matar”, que tenía deseos de dispararles a las vacas. De hecho, Schaefer ya había comenzado a matar animales con un machete y después violaba los cuerpos.
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Schaefer entró a la Universidad de Florida buscando convertirse en maestro, pero ello no impidió que fuera llamado al servicio militar. Al recibir la notificación, escribió una nota suicida y huyó. Su compañero de habitación lo halló en su territorio habitual de caza y, tras algunas vacilaciones, finalmente se sometió a una evaluación psiquiátrica que no confirmó el riesgo suicida pero que mostró una severa desorganización psicológica y baja tolerancia a la frustración, lo cual lo eximió del servicio militar.
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Posteriormente, su padre comenzó a beber en exceso y fue despedido de su trabajo. La relación de sus padres se deterioró y se separaron. George, por su parte, se casó en 1968 con Martha Fogg, a quien había conocido poco tiempo antes cuando se unió a una “troupee” de actores y cantantes donde, entre otros, estaba la futura estrella de cine Glen Close.
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Gerard hizo entonces su primer movimiento. Engañó a su vecina y casual compañera de tenis Leigh Bonadies diciéndole que el gobierno buscaba personas para incorporarse a los programas de entrenamiento de la CIA, con un suelo de 20,000 dólares. Un día, sus familiares encontraron una nota de Leigh donde les decía que se había ido a Miami. Cuando el esposo de ésta le preguntó a Gerard, él le dijo que Leigh se había comunicado con él diciéndole que pensaba dejar a su esposo y solicitando que la llevara al aeropuerto, pero que la chica jamás lo llamó. Charles Bonadies, el esposo de Leigh demandó el divorcio y nadie volvió a saber nada de ella hasta que parte de sus joyas fueron encontradas, años después, en casa de la madre de Gerard Schaeffer.
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Tiempo después, Schaefer intentó convertirse en maestro, pero fue despedido tras ciertos “incidentes” en el salón de clases.
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La siguiente víctima de Schaefer fue Carmen Marie Hallock, una mesera quien le comentó a su cuñada que había conocido a un maestro de escuela que le ofreció un trabajo en el gobierno como una especie de “agente secreto”. Poco después, desapareció, y lo único que se ha recuperado de ella hasta el momento son los dos dientes hallados entre las pertenencias de Schaffer.
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Poco después, Schaefer y Martha se divorciaban. Ella argumentaría la extrema crueldad de Gerard, aunque los detalles de dicha aseveración se desconocen. Sin embargo, Gerard no se dejó vencer por la tristeza y se embarcó en un largo viaje por Europa y África. Al regresar a los Estados Unidos trabajó como guardia de seguridad en una planta eléctrica mientras seguía estudiando. En el trabajo conoció a Teresa Dean, con quien se casó poco después. Se graduó con un grado de bachiller en geografía y en vez de tratar de conseguir la licencia como profesor, entró al departamento de policía de Wilton Manors. Se graduó de la academia el 17 de diciembre de 1971 y unas semanas después mataría a Belinda Hutchens, de 22 años, de quien sólo se ha recuperado hasta el momento su libreta de direcciones pero cuyo cuerpo jamás se localizó.
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En su trabajo como policía Schaefer no era muy apreciado. Le encantaba detener gente con el menor pretexto, y solía invitar a salir a las mujeres que detenía por violaciones a las leyes de tránsito. Intentó trasladarse a otro condado, también dentro de la policía, pero no aprobó los examenes psicológicos del condado de Broward, y lo mismo sucedió en diversos lugares hasta que, finalmente, consiguió trabajo en el condado de Martin con cartas de recomendación falsificadas.
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En algún momento, Schaefer se aburrió de matar mujeres solas y comenzó a asesinar parejas.
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Según sus propias palabras:
“Hacer ‘dobles’ es mucho más difícil que hacer sencillos, pero por otra parte eso lo pone a uno en la posición de obtener el doble de diversión. Puede haber vívidas discusiones sobre cuál de las víctimas debe ser asesinada primero. Cuando tienes un par de pimpollos atadas de pies y manos y listas para una lección con el cuchillo para despellejar, ninguna de las dos diablillas quiere ser la primera en irse. Y no se lo piensan dos veces para decirte por qué su mejor amiga es la que debe morir”.
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Es difícil decir cuándo fue que Schaefer comenzó a hacer “dobles”. En 1966 desaparecieron Nancy Leichner de 21 años y Pamela Nater de 20 años, pero aunque se sospecha de Schaefer nunca se ha podido comprobar nada. En 1970 desaparecieron dos niñas, una de 8 y otra de 9 años. Al siguiente día de su desaparición, el dueño de una heladería las reconoció, y dijo que un hombre en sus 20s les compró helados. Los restos de estas niñas jamás fueron encontrados y Schaefer negó los cargos, pero en una carta escrita en 1989 dice que las muertes de estas dos niñas sucedieron en una época en la que él había estado leyendo sobre las costumbres del canibal Albert Fish, quien comía niñas pequeñas, que él jamás abusó de ellas pero que las halló bastante satisfactorias, especialmente con cebolla y pimientos.
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Estando ya en prisión, Schaefer hizo numerosas apelaciones y declaraciones de que había sido víctima de una trampa tendida para proteger a altas figuras ligadas al narcotráfico. También se casó con una mujer filipina quien vivió un tiempo en casa de su madre y desapareció tras obtener su residencia legal. También fue acusado de una conjura para matar a ciertas personas y de un plan de escape, por lo que fue trasladado a una prisión de máxima seguridad.
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A pesar de hallarse en constante vigilancia, se las arregló para llevar a cabo diversos fraudes por correo, escribiendo anuncios en revistas de sexo y adoptando siempre nombres femeninos, cobrando, incluso, por el privilegio que tendrían aquellos que pagaran por lavar su ropa interior, enviada a ellos por correo.
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Luego trabajó como abogado para algunos de los presos, aunque en realidad los engañaba, ya que los hacía confesar y vendía los detalles a las autoridades. Uno de esos internos, quien aguardaba a que se llevara a cabo su juicio por homicidio, le confesó a Schaefer dónde había escondido los restos de su víctima y Schaefer se lo comunicó a la policía
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Schaefer tuvo encuentros ocasionales con otros importantes asesinos seriales, como Ted Bundy, con quien discutió durante horas sobre las finezas del crimen serial e, incluso, Bundy admitió que se inspiró en Schaefer cuando decidió, en 1974, matar a dos mujeres en una sola noche.
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Su ex-novia Sandy decidió escribir un libro sobre Schaefer y éste respondió de forma entusiasta a su solicitud. Por propia iniciativa, Schaefer le envió siete de sus cuentos a Sandy (ahora apellidada London) con títulos tan macabros como “Rubia en una estaca” y “Moscas en sus ojos”. Ella publicó un libro con los cuentos de Schaefer, dibujos y algunos textos de la madre de Schaefer.
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El número total de víctimas de Schaefer se desconoce. Él argumentaba que fueron entre 80 y 110, que en una ocasión una mujer se ahogó en su propio vómito mientras veía cómo mataba a su amiga y se preguntaba, irónica y cruelmente: Una vez maté a una mujer embarazada, ¿Eso cuenta como dos asesinatos?
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Schaefer se convirtió en un experto en demandar personas. Desde su celda, inició procesos contra todos los escritores, investigadores y conferencistas que mencionaran su nombre, aunque fuera de pasada. Perdió todos los juicios, pero hizo gastar a sus acusados cantidades considerables de dinero.
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El domingo 3 de diciembre de 1995 Schaefer fue hallado muerto en su celda, con la garganta cortada y 42 puñaladas en diversas partes del cuerpo. El asesino, Vincent Faustino Rivera, confesó haberlo matado porque Schaefer tomó la última taza de agua caliente que quedaba en el dispensador de la celda.

1 comentario:

  1. no es por nada, qué chistosa su muerte!, tan patética xd el gran homicida murió por robar una taza con agua! hahaha

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